no se cómo expresar,

lo que sentí,

cuando apoyaste tu cabeza en el sofá,

y te vencía el sueño,

mi mano, temblorosa, dubitativa,

se acercaba a tu pelo,

con miedo al rechazo,

lo bordeaba sin saber acariciarlo,

y observaba tus cejas,

tu nariz,

y como sacabas tus labios fuera al dormir,

esos labios que me dicen,

ven a besarme, ven,

mis dedos se posaron sobre tu cabello,

y tu media sonrisa hizo que no se detuvieran,

acariciando tu pelo,

echando tu flequillo a un lado,

para poder rozar tu piel,

tus mejillas,

y allí te observaba,

cuidadoso, en silencio,

y pensaba para mis adentros,

ella es lo que quiero,

esto es lo que toda la vida hacer quiero,

estar tumbado a tu lado mientras duermes,

protegiendo tu sueño,

acariciando tu piel,

tus cabellos,

abrir un ojo, los dos,

y ver un ser tan precioso,

suspiré,

y dije,

esto es lo que quiero,

con total seguridad,

con toda mi certeza,

y el olor de tu cabello penetraba en mi,

y confirmaba que era cierto,

por eso no puedo dejar de luchar,

no puedo alejarme de ti,

no puedo negar lo nuestro,

no puedo expresar con palabras,

no se cómo hacerlo,

tan solo tengo que cerrar los ojos,

y verte, y vernos,

y recordar tu mano sobre mi cabello,

tu barbilla apoyada en mi pecho al abrazarte,

tu piel de gallina al darte un beso,

el cosquilleo de tu estomago al hacerlo,

y el miedo de pederme de tus palabras,

para saber que lo quieres,

tanto como yo lo quiero,

pero sigues negando el momento,

sigues siendo presa del miedo.