4.5.10


Al igual que el viento agita la cebada, su sonrisa, me muestra pequeñas hileras blanquecinas, con una sola caries, reciente, visible, palpable, una pequeña mancha entre tanta blancura, como su pena, vidriosa, constante, la cual olvidas y se oculta, se esfuma, marcha con la tuya, destino Varsovia, Edimburgo, Pekín, Zaidín, Prusia. Y Putin, la economía sumergida, la vivienda, el asesinato de Cristo, el sida, el botulismo, la esclavitud, la lluvia acida, la angustia, se van con el viento, aquel que agita la cebada, al ver su sonrisa. Y quieres poseerla, no de un modo propietario, posesivo, de pertenencia, ni de introducir tu pene en su vagina, ni de mearla en la esquina. Y sabes que busca el camino establecido, la presunta panacea, la figura y metro ochenta, la mentira. Que sus unos ahora son does, y está herida, el miedo y la soledad la visitan, la añoranza la incita, el tiempo empuja, en una ciudad donde la gente choca, se roza, buscando el refugio, el calor, la caricia, la lagrima y la respuesta, la vereda iluminada, la verga erguida, las letras, el techo, las cortinas de ikea, los huecos rellenos, el gemido, el arroz los domingos, el sentido de la vida, como el viento que agita la cebada, donde el abrazo se olvida, la vagina enmudece, el pene se estira, el pene y la vagina, el pene, el pene, el pene, la vagina, la vagina, la vagina, y el soneto estropeado, la prosa partida, el final sorprendente, la recurrente rima, el inacabado cuento, los silencios de ascensor y las misivas, las respuestas que vendrán solas, la belleza floreciente, las arrugas de la risa, los recipientes llenos, la molla, michelin o curva, una autopista, un camino, el depósito lleno, felicidad compartida, un viaje, tiempo estimado de vuelo, una vida, tiempo extra, perdido, la elección no deja propina, ya no quedan más monedas, esa parece buena, corre valiente, va a doblar la esquina, tica tac tic tac, el tiempo acecha, la damos por perdida, lo siento, hicimos todo lo posible, la hemos perdido, se ha enamorado, encontrado sentido a su vida, remplaza la rueda de “ posible” por la de “amiga”, lo conseguiste, volvió la rima, anula la suscripción al círculo de lectores, ahora el recurrente final, como el viento que agita la cebada, su sonrisa. Mierda me has hecho llorar – no era mi intención ¿me la chupas? – Ni blanco ni negro Javier, ni blanco ni negro, no generalices, soy distinta, no me iré, estaré si me necesitas – joder - ¿qué? – las 3 y 10 – coño, termina. Lo sé, solo busco la rima, el sorprendente final, la autocrítica, - a ver, que te parece este “amigo, la solución no es una chica bonita”


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