29.8.11

los buitres merodean, ensombreciendo el cielo,
por muchas estrellas que tenga mi pecho,
no son suficientes para iluminarlo,
y ellos agitan sus alas, esperando el momento,
para comer la carroña que la vida te va desprendiendo,
duele, la vida duele en este continuo desengaño,
hiere cada uno de los motivos, los barre sin remordimiento,
y no encuentro mi silla ni nadie me cede asiento

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