22.12.12

Recorro su piel, con mis labios,
pálida, blanca, fria porcelana,
iluminada por sus pecas,
donde mis labios se posan,
y mis yemas se abrasan.
Su pelo largo y fino, 
entre rubio y cobrizo,
donde navegan mis sueños,
al que agarro,
del que tiro,
presa del placer, del deseo,
enredando mis gemidos.
Sus labios, suaves, rojizos,
 que devoran el mio,
sus labios,
que besan mi cuello,
mi pecho,
mis miedos.
Su cuerpo, que me enreda, y me atrapa,
donde mi cuerpo se acopla, se unen, se solapan,
su cuerpo, un lobo hambriento,
que se sacia de mi,
que se llena conmigo.
Su cadera, que me sacude,
me vence y me golpea
acariciando sus estrellas,
iluminando la cueva,
donde mi tigre hiberna.
Su muñeca, su blanca estepa,
donde mis palmas la agarran,
y la estampan en cada embestida.
Su nariz, donde balanceo mi barbilla,
jugando con sus pecas,
preso de sus pestañas.




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